En 1963, cuando los Albers vivían en New Haven, Connecticut (EE. UU.), Anni dio sus primeros pasos en el ámbito del grabado. La artista no tardó en descubrir que esta técnica le permitía una vía de expresión más rápida o, como ella misma afirmó, más libre:
"El gran cambio sucedió cuando invitaron a mi marido, Josef Albers, a trabajar en la imprenta Tamarind Lithography, en Los Ángeles […]. June Wayne, director de la imprenta, me instó a que realizara yo misma una litografía. Descubrí cómo, en la litografía, la imagen de los hilos podía reflejar una libertad que jamás hubiese podido imaginar."
Aquel año realizó dos grabados en el taller y, cuando regresó a New Haven, creó otros dos. En 1964, June Wayne la invitó a ser miembro de Tamarind y la artista produjo su serie Relaciones de líneas (Line Involvements).
A estas primeras series litográficas, que toman el hilo y sus formas como punto de partida conceptual, siguieron grabados con distintas capas de varias tintas, que, cuando se mezclaban con ácidos, generaban coloridas transparencias y daban lugar a ilusiones ópticas (como la de tridimensionalidad). La posibilidad de producir en serie este tipo de obras complació a la artista, quien desde entonces y hasta 1984 se centró exclusivamente en el grabado, dejando atrás los textiles definitivamente.