Caos primigenio (1906–07)

Sala 205

En enero de 1906, Hilma af Klint acepta el encargo recibido, durante una sesión, del ser espiritual Amaliel —uno de los que Las Cinco canalizaban— para que plasmara el mundo espiritual en sus cuadros. En respuesta a esta solicitud, la artista creó sus Pinturas para el templo. Enseguida comenzó a trabajar en el primer grupo de este gran ciclo, Caos primigenio, abordando el origen de la creación desde un planteamiento inspirado en la teosofía, sistema de creencias espirituales de creciente influencia.

La teosofía se había fundado en 1875, con la aspiración de conocer una realidad más profunda a través de la intuición, la meditación y otras vías para trascender la conciencia humana. Basada en varias religiones y creencias, halló un terreno fértil entre personas que buscaban respuestas al nuevo mundo al que se enfrentaban. Af Klint ingresó en la Sociedad Teosófica en 1904.

Caos primigenio aborda la creencia teosófica en la existencia de una unidad primigenia en el origen del mundo que posteriormente se quebró. Por este motivo, la vida consistiría en la búsqueda de la recuperación de esa unión de fuerzas opuestas, como el bien y el mal, lo femenino y lo masculino, la luz y la oscuridad.