El proyecto Didaktika ofrece a los visitantes la posibilidad de complementar los contenidos de las exposiciones a través de áreas educativas y actividades especiales.
Este espacio aporta información sobre Bill Viola, uno de los videoartistas más destacados del mundo, cuya trayectoria se extiende a lo largo de más de cuarenta años y cuyas obras se exponen en las galerías. Viola ha desempeñado un papel fundamental en el origen, la evolución y el posicionamiento de las tecnologías audiovisuales como medio de expresión artística. También se presenta una panorámica de los aspectos fundamentales que definen su carrera. Dicha panorámica examina sus primeros pasos como artista, tras haber descubierto las posibilidades del vídeo en la Universidad de Siracusa (Nueva York); su experimentación con imágenes y música; y el desarrollo de una obra importante, tal y como reflejan las páginas y los dibujos de su Libro para Avanzando cada día (Going Forth By Day, 2002).
Sus inicios con el vídeo
Bill Viola vivió cuatro años de aprendizaje y experimentación en la Facultad de Artes Visuales y Escénicas de la Universidad de Siracusa, en Nueva York (1969─1973). Allí descubrió lo último en equipos de vídeo portátil Y fue alentado por su profesor, Jack Nelson, a desarrollar su visión personal. Nelson dirigía un nuevo programa de “Estudios Experimentales”, al que Viola accedió en 1971, dando un giro a su formación artística. Además, Viola adquirió experiencia técnica cuando trabajó, junto con otros compañeros estudiantes, en el montaje y fundación de un sistema de televisión por cable y un estudio de color en el centro de estudiantes de la universidad, el Synapse Video Center. Otro alumno de Nelson que Bill conoció fue David Ross, quien en 1971 fue nombrado curator del primer departamento de vídeo del país, en el Everson Museum of Art (Siracusa). De la mano de Ross, Viola trabajó en este museo entre 1972 y 1974 y adquirió gran experiencia como asistente de otros artistas precursores del videoarte de la talla de Peter Campus o Nam June Paik. Viola tuvo su propia exposición en el Everson Museum en 1975. Entre 1974 y 1976 ejerció como director técnico de producción en el estudio de videoarte Art/tapes/22, en Florencia, y fue artista residente en el WNET/Thirteen Television Laboratory, Nueva York (1976–81), donde trabajó por primera vez con la tecnología de teledifusión más innovadora.
Metodología creativa
“En términos generales, siempre trabajo desde la emoción y la intuición, y a menudo no comprendo lo que estoy haciendo hasta que adquiere forma sobre el papel; habitualmente suelo escribirlo o hago un dibujo. Es entonces cuando la obra empieza a revelarme sus misterios”.
La costumbre que Bill Viola tiene de recoger por escrito todo lo que despierta su interés data de la época en que estudiaba en la Universidad de Siracusa. Para organizar sus ideas, utiliza tres tipos de cuadernos diferentes: los Diarios, en los que anota fragmentos de lecturas, experiencias personales e ideas sobre posibles creaciones; los Libros de proyectos, centrados en un desarrollo artístico específico y sus posibles tratamientos; y los Libros de producción, en los que describe al detalle cada uno de los elementos de un trabajo concreto (la localización o decorado, el calendario, las necesidades de iluminación, los actores, si los hubiera). Partiendo de esta documentación, Kira Perov, productora ejecutiva de las obras y directora ejecutiva del Bill Viola Studio, junto a un productor, pone en marcha todos los elementos necesarios para la producción y la realización de la pieza final. El artista se encarga de transmitir a los actores y técnicos involucrados en el proceso de grabación lo que necesita reflejar en cada caso.
Arte y espiritualidad
En su época de estudiante, Bill Viola comenzó a interesarse por la mística de tradición occidental y oriental, y a estudiar escritos y poesía, desde los textos cristianos medievales de San Juan de la Cruz hasta la filosofía zen o el sufismo islámico. Convencido de que el arte debe ayudarnos a buscar un conocimiento más profundo de nuestra existencia, Viola emplea el vídeo como medio de expresión para indagar acerca de cuestiones esenciales que siempre han preocupado al ser humano —la vida, la muerte, el nacimiento y el sufrimiento—. Con sus obras, crea “una experiencia emocional envolvente como la que proporciona una iglesia”, según su propia definición. De hecho, a lo largo de su trayectoria, ha exhibido específicamente algunas de sus obras en espacios de culto antiguos y actuales: El mensajero, creada en 1996 para la Catedral de Durham (Reino Unido); Océano sin orilla, presentada en la iglesia del Oratorio San Gallo durante la Bienal de Venecia de 2007; o Mártires (Tierra, Aire, Fuego, Agua) y María, instaladas en 2014 y 2016 respectivamente en la Catedral de San Pablo de Londres. Todas estas piezas ofrecen una profunda reflexión sobre la vida y la muerte, temas recurrentes a lo largo de su trayectoria artística.
La música
La música es parte esencial de la vida y la obra de Bill Viola. En 1973, tras haberse graduado en la Universidad de Siracusa, donde también estudió música electrónica, participó en un taller sobre Nueva Música impartido por David Tudor. Este pianista y compositor pionero de la música experimental, con quien descubrió la innovadora obra de John Cage, le invitó a colaborar en su proyecto Selva (Rainforest), junto a otros artistas y compositores emergentes, conocidos posteriormente como Composers Inside Electronics, que presentaron sus propias obras en festivales como el Festival de Otoño en París.
La experiencia de Viola con la grabación de los sonidos de la naturaleza y la exploración de los sonidos de espacios arquitectónicos, contribuyó al desarrollo del sonido ambiental que ahora es tan familiar en sus videocreaciones. Además, el hecho de que fuera un batería de rock en su época de estudiante, le aportó destrezas rítmicas que empleó al editar sus vídeos e instalaciones.
La vinculación de Viola con la música se fue ampliando a medida que aceptó invitaciones para interpretar visualmente composiciones tan distintas como Desiertos, la última gran obra de Edgard Varèse, padre de la música electrónica, en colaboración con la orquesta alemana Ensemble Modern en 1994; tres temas del grupo de rock industrial estadounidense Nine Inch Nails para su gira mundial en el año 2000; o la ópera Tristán e Isolda, de Richard Wagner. El vídeo de cuatro horas de Viola que se prolonga durante toda la ópera, fue creado en 2004/05 por invitación de Gerard Mortier para su primera temporada en la Ópera Nacional de París tras ser nombrado director general. Él invitó al director de escena Peter Sellars, al director de orquesta Esa-Pekka Salonen y a Bill Viola (con la productora ejecutiva Kira Perov) a colaborar en una nueva producción de esta ópera, cuyo estreno mundial como producción completa tuvo lugar en 2005. Esta nueva producción fue un encargo de la Filarmónica de Los Ángeles (donde se estrenó como “proyecto”) y del Lincoln Center for the Performing Arts, Nueva York.