Giorgio Armani
24.03.2001 - 02.09.2001
Mediante la supresión de ornamentos superfluos y la conversión de lo que hasta entonces había sido la imagen deportiva en una forma de vestir más formal, tanto en el mundo de los negocios como en las prendas de noche, Armani desarrolló el estilo informal contemporáneo que define el fondo de armario moderno. La exposición Giorgio Armani, cuyo original diseño se debe a Robert Wilson, pretende ser tanto una presentación de la obra de Armani como un modo de honrar su legendaria carrera.
La historia de Armani
Giorgio Armani nació en el seno de una familia modesta en Piacenza, una pequeña ciudad cercana a Milán. Acudió a la escuela pública local y desde su infancia empezó a desarrollar su amor por el cine y el teatro. Tras una corta estancia en la Facultad de Medicina de la Universidad de Milán, en 1957 aceptó un empleo en los grandes almacenes milaneses La Rinascente. Durante un breve período trabajó como ayudante de fotografía y más tarde fue trasladado al departamento de Estilismo, donde se ocupaba de adquirir y exhibir artículos de calidad provenientes de la India, Japón y los EE UU. Con esta actividad, ayudó a que el consumidor medio italiano se familiarizara con las culturas extranjeras.
En 1964, sin ningún tipo de formación específica previa en el campo, Armani diseñó para Nino Cerruti una línea de vestir para hombre y, en 1970, animado por su socio Sergio Galeotti, Armani dejó la firma Cerruti para convertirse en diseñador y asesor de moda independiente. Muy pronto, creó su propia marca. En la temporada 1973-4, presentó con gran éxito, en la prestigiosa pasarela celebrada en la Sala Bianca de Florencia, una colección de cazadoras de aviador en las que había dado al cuero el mismo tratamiento que a un tejido corriente. Esta tendencia a utilizar los materiales en contextos y combinaciones inesperadas se convirtió en un rasgo característico de su genialidad.
En 1975, Armani y Galeotti fundaron su propia empresa, Giorgio Armani S.p.A. y crearon la marca Armani. En julio de ese mismo año, Armani inició una auténtica revolución en el mundo de la moda con su chaqueta desestructurada y sin forro para hombre. Aquella chaqueta, con su gran caída y su corte informal, se adaptaba al cuerpo revelando sus formas de un modo sensual; significó una alternativa al típico traje rígido que encorsetaba a los hombres de la década de 1960 y al look desgarbado de la generación hippy. La chaqueta arrugada obtuvo un éxito fulminante y con ella nació un nuevo tipo de confección. Tres meses más tarde presentó una chaqueta igualmente desestructurada para mujer confeccionada con tejidos que tradicionalmente se utilizaban en la sastrería masculina. Con el mismo corte sencillo y flexible que había caracterizado las chaquetas para hombre, era además portadora de cierta autoridad masculina. Al proponer una alternativa a las faldas largas de infantiles estampados florales y al clásico traje sastre francés, Armani siguió el camino iniciado por Coco Chanel y Paul Poiret hacia la liberación de la moda femenina.
En los años 80, el "traje de ejecutivo" de corte impecable de Armani para hombre y mujer se convirtió en todo un símbolo en una época de bonanza económica internacional. Aquel look de hombros anchos, grandes hombreras y grandes solapas se inspiraba en el glamour del Hollywood de los años 40. La película de Paul Schrader American Gigolo (1980) ejemplifica esa combinación característica de poder y sensualidad. En una de sus famosas escenas, Richard Gere saca de su armario una bacanal de camisas, chaquetas y corbatas entre las que se contonea mientras escoge el conjunto perfecto. La película le aseguró a Armani la fama ante el gran público y fue la primera de una larga serie de fructíferas colaboraciones en el cine, la última de ellas con ocasión del remake de John Singleton Shaft, The Return (2000). Armani ha creado, asimismo, vestuario para obras de teatro, ópera y ballet.
Armani se convirtió en 1982 en el primer diseñador de moda que aparecía en la portada de la revista Time desde que lo hiciera Christian Dior en los años cuarenta. Armani fue también el primero en acercarse a personajes famosos para invitarles a que vistieran sus diseños, empezando en 1988 por el entonces entrenador de Los Angeles Lakers, Pat Riley. También propuso a algunas estrellas de Hollywood que llevaran sus modelos en la ceremonia de entrega de los Oscars, ganándose con ello la fidelidad de clientes como Michelle Pfeiffer o Jodie Foster. Hoy en día, Armani diversifica su talento en múltiples campos, desde el diseño de prendas para equipos de fútbol, como el italiano o el inglés, hasta el diseño del uniforme de los auxiliares de vuelo de Alitalia.
La exposición
Giorgio Armani ofrece una perspectiva temática sobre la evolución y la contribución del diseñador al mundo de la moda y a la cultura a lo largo de los últimos 25 años. En la exposición se exhiben prendas de diversas temporadas agrupadas de forma narrativa, para así resaltar las líneas maestras que han estado presentes a lo largo de la carrera de Armani. Espectaculares trajes de noche y versiones femeninas del esmoquin, junto a la ropa de día que tanta fama ha otorgado a Armani, introducen la obra de este creador. Muchos de los modelos expuestos se inspiran en las telas frías y los colores cálidos del desierto del norte de África e ilustran un rasgo característico de Armani: su paleta neutra de colores arena y "greige" (mezcla de gris y beige). Sus trajes sensuales para hombre y sus chaquetas para mujer de aire masculino ponen de manifiesto un cierto carácter andrógino que también evocaba Marlene Dietrich, una importante influencia en su concepción estética del vestuario femenino. Estos modernos diseños están atemperados por elementos de la tradición y de la historia de la moda, como el estilo Imperio o el de la Belle Époque. Las prendas se presentan engalanadas con una selección de espectaculares adornos realizados con bordados y pedrería inspirados en las telas procedentes de culturas orientales como la china, la india y la polinesia. El interés de Armani por estas culturas orientales se aprecia en el minimalismo de sus líneas de día y de noche, en las que desnuda el traje exótico hasta una simplicidad sofisticada, aunque siempre práctica. Incluso se puede apreciar la transposición directa de elementos de la cultura japonesa en las versiones que hace del kimono tradicional o de la armadura o-yori de los samuráis.
Armani ha descrito alguna vez sus prendas como vestuario para el teatro del mundo y, de hecho, la exposición Giorgio Armani muestra muchos de los personajes que Armani ha vestido para la escena. Se pueden ver prendas diseñadas para el cine o modelos que han sido paseados por la alfombra roja en la ceremonia de entrega de los Oscars o actos semejantes, que se han convertido ya en sinónimos del glamour y del poder de Armani dentro del mundo de la cultura. Algunos bocetos originales, fotografías publicitarias y fragmentos de películas en las que ha colaborado como figurinista completan esta muestra que ofrece una visión global y dinámica del modo en que el propio diseñador entiende sus creaciones y de cómo estas son percibidas por otras personas.
El estilo Armani sigue evolucionando, pero sin perder nunca su elegante y refinada estética. Sus diseños más recientes vuelven hacia una silueta de líneas depuradas, siempre con aquella misma voluntad de adaptarse al cuerpo con la naturalidad que ya inspiró los primeros esfuerzos renovadores del diseñador. La clave del éxito que convirtió el estilo Armani en un símbolo del siglo XX reside en su armoniosa combinación de elementos contradictorios: lo moderno y lo tradicional, Oriente y Occidente, negro y blanco, lo viejo y lo nuevo, lo funcional y lo caprichoso, lo elegante y lo deportivo. Su estilo es a la vez muy sofisticado y prêt-à-porter; comunica una confianza serena, sobriedad y refinamiento, así como una cierta sensualidad con vocación democrática. Adquirir un traje de Armani se ha convertido en un rito de iniciación, un símbolo del éxito ansiado o logrado. El propio nombre de Armani se ha convertido en un talismán, en un indicador de la amplia aceptación del diseñador y de su integración en nuestra vida cotidiana.
Diseño de la exposición
Mediante una teatral combinación de luz, sonido y elementos arquitectónicos, el internacionalmente afamado escenógrafo y artista visual Robert Wilson ha transformado el Museo Guggenheim Bilbao, creando escenarios espectaculares donde es posible experimentar los diversos aspectos de las creaciones de Armani. La obra de Wilson, fuertemente arraigada en las bellas artes, integra diversas técnicas y utiliza imágenes que son impactantes desde el punto de vista estético y a la vez contienen una gran carga emocional. La obra de Wilson ha sido objeto de numerosas exposiciones y, en 1993, recibió el León de Oro de escultura en la Bienal de Venecia. Wilson colaboró en 1976 con Philip Glass en la obra Einstein on the Beach, que obtuvo un gran éxito internacional y transformó la concepción de la ópera como forma artística. Entre los galardones que Robert Wilson ha recibido por su labor en el teatro están el Premio Pulitzer de teatro por the CIVIL warS, el Premio Dorothy y Lillian Gish a toda su carrera, y el Harvard Excellence in Design Award (Premio Harvard a la Excelencia en el Diseño). Wilson había colaborado anteriormente con Armani en 1996 en "GA Story", homenaje a Armani, y en la presentación de su colección de primavera de 1997 y de sus diseños para el vestuario de la producción de Wilson La dama del mar.
Organizada por: Germano Celant y Harold Koda
con Susan Cross, Lisa Panzera y Karole Vail
Diseñada por: Robert Wilson
Música: Michael Galasso
Giorgio Armani
Conjuntos de mujer
Vista general de la sala 303