Muerte

“Lo que la muerte significa, sus colores y su especial belleza, la quietud de sus pisadas y la ‘nada’ después de la muerte. Ahora me encuentro en una fase en la que creo arte para el reposo de mi alma, aceptando todo esto”.

El trabajo de Kusama transcurre constantemente en el umbral entre la vida y la muerte. Una niñez rodeada de la efímera existencia de las plantas en el vivero familiar, la adolescencia marcada por la guerra y sus consecuencias, y especialmente la muerte de su padre y de su amigo íntimo Joseph Cornell a mediados de los años setenta, llevaron a la artista a considerar que la muerte no es el punto final, sino otra fase de la existencia que puede dar origen a una nueva. En ocasiones, en su lucha creativa y en medio de la desesperación, Kusama anhela liberarse de lo que describe como el “lánguido peso de la vida”. Sin embargo, a través de su práctica artística y literaria transforma ese deseo en una suerte de fantasía terapéutica, en una recompensa espiritual en la “solemne belleza” de la muerte y en la pérdida del ego como retorno a la eternidad.