MARINA (NUBLADO COLOR OLIVA) [SEESTÜCK (OLIV BEWÖLKT)], 1969
En algunas de sus marinas Richter parte de un collage que proviene de dos fotografías diferentes, una del cielo y otra del mar, con la intención de crear así la imagen perfecta. Se plantea de este modo el anacronismo de un mundo prístino, en el que el cielo y el mar parecen provenir de tiempos diferentes, a través de una composición ilusoria donde la perspectiva y la luz tienen algo que nos atrapa. Las algodonosas nubes de esta obra son de una planitud que impide ver la mano del artista, como si de una reproducción mecánica se tratara.