Lo que tenemos en común
13 escolares de 6º curso, Colegio Katalin Erauso, Donostia/San Sebastián
13 escolares de 6º curso, Colegio Katalin Erauso, Donostia/San Sebastián
Idioma: euskera
Artista: Maider López
Docente: Kistiñe Frutos
¿Qué tenemos en común? ¿Qué nos diferencia o es único de cada persona? ¿Cómo crear vínculos entre nosotros? Estas fueron algunas de las preguntas que debatieron los escolares del Colegio Katalin Erauso en un programa que pretendía fortalecer el sentimiento de pertenencia al grupo y que permitía a cada participante situarse en lo colectivo.
Primero escribieron listados de las ciudades en las que habían vivido, los colores que les gustaban… A continuación, por parejas, fueron buscando los elementos comunes que había en sus listados. Dibujaron entonces círculos de colores, que en ocasiones se cruzaban, cuando había coincidencias, generando intersecciones. En el proceso trabajaron conceptos matemáticos, pero sobre todo crearon vínculos, centrándose en lo característico tanto de lo común como de lo propio. Esta actividad les permitió conocerse más e integrar su individualidad en el grupo.
A continuación, escenificaron una acción artística que implicaba el contacto físico. Cada zona de encuentro —como el área en la que coincidían dos brazos— se identificaba con un color. Después, marcaron también las relaciones entre las cosas —por ejemplo, la superficie del lápiz en contacto con la mesa—, experimentando con diferentes configuraciones de objetos presentes en el colegio.
Los escolares dibujaron las siluetas de sus manos en varios ejercicios que favorecían la conexión con su cuerpo y la experimentación a través de la representación del mismo. Después, a partir de la unión de los dibujos de diferentes partes del cuerpo, formaron un ser híbrido, un retrato colectivo suma de todas las partes. También usando las manos midieron cosas y lugares, vinculando cuerpos y espacios: el perímetro de una baldosa del suelo, la superficie de una silla, la mesa, unas escaleras, etc. Por último, cada escolar dibujó la silueta de su cuerpo; usando un óvalo recortado para la cara, podían colocar su rostro en el cuerpo de otro, de modo que se generaron nuevos seres híbridos. A través de estas actividades, ampliaron la conciencia corporal y espacial, usando técnicas artísticas como la performance o el arte de acción.