La estrella de siete puntas (1908)

Sala 207

Al referirse al grupo de La estrella de siete puntas, Af Klint comentó que sus guías espirituales le habían ordenado pintar tres grupos de siete cuadros, cada uno en el transcurso de siete días. Más allá de estas directrices, disponía de libertad para ejercer su creatividad. Su empleo de la línea recuerda aquí al de sus dibujos automáticos, aunque resulta más controlado. Con sus formas y colores elegantemente simplificados, estas obras anuncian algunos aspectos clave de la abstracción moderna que se desarrollarían con mayor rotundidad en la década siguiente. No obstante, Af Kint nunca se centró únicamente en cuestiones formales.

En su trabajo, la artista incorpora numerosas referencias que poseen multitud de significados diferentes. Así, la estrella de siete puntas —que da título a estas pinturas y a la serie a la que pertenecen, junto al grupo Evolución— constituye un símbolo para varias tradiciones religiosas y ocultistas. En el cristianismo representa los siete días de la Creación; en el judaísmo cabalístico encarna la séptima esfera del árbol de la vida; en el islam alude a los siete primeros versículos del Corán; en la alquimia se refiere a los siete planetas conocidos del sistema solar; y se asocia con la perfección divina y otras muchas cuestiones sagradas tanto en creencias antiguas como contemporáneas. La teosofía condensó todas estas ideas en el concepto de los siete rayos, más tarde denominados “los siete principios de la Naturaleza”.