Segunda planta
El interés por el cuerpo, la conexión con el plano espiritual, la astrología o la influencia de la cultura india se pueden observar en el trabajo de Francesco Clemente (1952). La stanza o estancia que se menciona en el título evoca las cámaras o habitaciones del Renacimiento, en las que se buscaba refugio frente al mundo exterior. Eran espacios que invitaban al reposo, a la contemplación, a la calma. Si las paredes de esta sala hablaran, nos desvelarían los secretos ocultos de una estancia tan íntima.
Esta instalación de Francesco Clemente fue un encargo del Museo Guggenheim Bilbao para su exposición inaugural de 1997. Los diecisiete paneles que la componen fueron pintados al óleo y a la témpera sobre restos de un telón de teatro y, como si de un fresco se tratase, se despliegan en las paredes y enmarcan los accesos a los espacios contiguos. Destacan la monumentalidad y la grandiosidad del espacio y de la obra, que envuelven al espectador.