Vascular (5)

A través de una práctica fundamentalmente escultórica, June Crespo (Pamplona, 1982) utiliza en su trabajo materiales propios de la construcción industrial, moldes obtenidos a partir de objetos cotidianos y ensamblajes de estructuras, cuyas propiedades físicas guían sus investigaciones de manera intuitiva y visceral. Acaparando y amalgamando componentes de muy diverso orden —moldes extraídos de plantas, ropas o telas usadas, piezas de construcción, vaciados de hormigón, fotografías— y llevándolos a drásticos acoplamientos y alteraciones de escala, las esculturas de June Crespo subrayan el fuerte contraste del material vivido con los elementos estructurales que cercan, organizan y encauzan nuestra existencia. Las esculturas de la serie Vascular (2024), que dio título a la gran exposición de la artista en el Museo Guggenheim Bilbao, evocan tanto circuitos de canalización como sistemas venosos de cuerpos vivos: raíces, tallos, cañerías y cables, pero también extremidades, articulaciones y embocaduras.

La riqueza de tales conexiones y desarrollos se manifiesta en el conjunto escultórico del cual las obras Conjunto Vascular (1), Vascular (4) y Vascular (5) capturan la esencia más representativa. Igual que muchas creaciones anteriores, piezas como Vascular (5) tienen una apariencia funcional, pero carecen de cualquier principio evidente de uso y están marcadas por secciones y cortes con los que la artista explora significados abiertos, sensaciones de extrañamiento y curiosidad renovada ante el mundo. Las configuraciones tubulares, simples en apariencia, han sido realizadas en un tipo de chapa de acero lagrimado que suele emplearse en suelos industriales y espacios de tránsito. Por su parte, Conjunto Vascular (1) y Vascular (4) reproducen a gran escala moldes realizados a partir de flores escaneadas en tres dimensiones por medio de un procedimiento fotográfico conocido como fotogrametría. Los tallos de flores —de bronce fundido u hormigón— se extienden horizontalmente como cañerías irregulares, soportados por mesas metálicas con puntales de acero propios de un taller industrial, bajo las cuales se despliega la imagen gigante de una prenda de ropa usada. Los grandes elementos de bronce conservan en su superficie hendiduras y restos de color de otros metales empleados durante la fundición, que se han degradado o casi desaparecido en el proceso y que evocan cicatrices de una vida. Sin ocultar su procedencia ni su artificialidad, las obras de Crespo actúan como vasos comunicantes y redes capilares, tanto a nivel de sus relatos materiales como de los sentidos latentes que la artista hace emerger en cada pieza.