Forma y figuración: obras maestras de la Colección Blake-Purnell
08.05.1998 - 24.06.1998
Dos son los empeños preferentes que parecen guiar la voluntad del coleccionista a la hora de acometer su tarea: construir una visión ordenada y metódica sobre un segmento más o menos acotado de la historia del arte o proponer una mirada insumisa, casi arbitraria en apariencia.
En la primera de estas alternativas, se intenta albergar el mundo en una colección compacta, cerrada y a veces normativa; en la segunda, se trata de incorporar un mundo, personal e inalienable, diferente al refrendado ya por las historias del arte. El primer camino es más babélico, mientras que el segundo es más reivindicativo y arriesgado. Los doctores Mel Blake y Frank Purnell pertenecen a esta segunda categoría.
Mel Blake y Frank Purnell iniciaron su colección hace más de cuarenta años guiados por un obvio sentido de la coherencia: el que ha marcado su gusto personal y su firme inclinación por la figuración. Desde entonces, estos coleccionistas norteamericanos han reunido más de un centenar de obras, ajenos, en gran medida, al arte abstracto que durante todos estos años ha controlado la escena artística.
La voluntad de Blake y Purnell de formar una colección ceñida al arte figurativo no ha sido obstáculo para que reunieran en ella una gran diversidad de estilos individuales, bagajes culturales, temas, formatos y técnicas. Junto a obras de artistas latinoamericanos como Fernando Botero o Claudio Bravo, encontramos otras de europeos como Antonio López García o Lucian Freud, o de norteamericanos como Larry Rivers o Vincent Desiderio, que, en su conjunto, muestran una gran riqueza de contrastes y similitudes mientras que, tomados individualmente, destacan por sus particulares características expresivas. Por otro lado, artistas de indiscutible renombre como Paul Delvaux o René Magritte se entremezclan con otros menos conocidos. La colección refleja una preferencia temática por la figura humana, bodegones, y obras narrativas que retoman la gran tradición de occidente y enlazan con el arte del siglo XIX.
Gracias a la inquietud y amplitud de intereses que los coleccionistas han mostrado siempre, corrientes y géneros clave de la figuración del siglo XX tales como el surrealismo, el realismo español de posguerra, la alegoría, la fantasía y el fotorrealismo están representados en la colección. No obstante, esto no ha sido la consecuencia de unos criterios estrictos basados en un orden y una metodología por parte de Blake y Purnell, sino que ambos han vertebrado su colección de acuerdo a sus impulsos personales. Por ello, la colección se detiene y explora zonas más alejadas de aquellas corrientes artísticas principales refrendadas ya por la historia y la crítica del arte recientes.
Durante los años 60, Blake y Purnell empezaron a mostrar interés por descubrir a jóvenes artistas y brindarles su apoyo, inclinación que ha pervivido a lo largo de estos años. De esta manera consiguieron construir una gran colección con obras procedentes de artistas que, más tarde, se convirtieron en figuras del realismo, como son el español Antonio López García y el chileno Claudio Bravo. La obra de estos dos artistas cautivó a Blake y a Purnell inmediatamente: la de López García por sus evocaciones de una humanidad eterna y misteriosa y la de Bravo por sus cualidades sensuales y su técnica de representación. A partir de su interés en López García, estos coleccionistas descubrieron la escuela realista española, representada en la colección con obras de Carmen Laffón, Lucio Muñoz e Isabel Quintanilla.
Si el firme empeño de Blake y de Purnell fue el de ser fieles a una particular mirada, a un gusto personal muy concreto, el de esta exposición ha sido el de ofrecer públicamente otros aspectos de la historia del arte de nuestro siglo, dominada casi hegemónicamente por el signo de la abstracción y de las vanguardias.
Antonio López García
Atocha, 1964
Óleo sobre tabla
95 x 105 cm
Colección Blake-Purnell