205. Objetos y personas
La serie Indesit, que recibe su nombre de la empresa italiana de electrodomésticos, tiene su origen en un momento decisivo: un viaje de la artista a Nueva York en 1975 cuando contaba 35 años. A Jungwirth le influyeron entonces profundamente la arquitectura monumental de la ciudad y una visita al MoMA en la que vio una exposición de dibujos a carboncillo de gran formato de Mies van der Rohe. Esta experiencia impulsó a la artista a dejar las acuarelas que había estado empleando hasta entonces y a optar por un planteamiento más sobrio basado en el uso del carboncillo, el grafito y el pastel. En el paisaje arquitectónico de Nueva York, Jungwirth percibió una conexión con la esencia arquitectónica de los objetos cotidianos, como lavadoras o lavavajillas, que se convierten en representaciones simbólicas de los edificios de la ciudad. Esta visión fue el origen de una extensa indagación dirigida a la incorporación de lo aparentemente ordinario en su lenguaje artístico.
A lo largo de la década siguiente, Jungwirth pasó a emplear acuarelas y óleos, recurriendo al azar y la experimentación. A pesar de sus hallazgos en torno a la abstracción, el retrato y el autorretrato son temas recurrentes en su trabajo, en los que combina la figuración humana con sus características pinceladas expresivas y vivos colores. La artista ha afirmado: “No quiero que se reconozcan objetos en mi obra; deseo pintar de modo que sea imposible identificarlos, dando paso a lo desconocido, donde el gesto y la expresión personal prevalezcan”. Este enfoque subvierte las convenciones del género tradicional del retrato y se centra en captar la esencia y el carácter de la persona, más allá de su parecido físico.