Dibujo mural 831 Sol Lewitt 300x234

Dibujo mural nº 831

“Cuando un artista utiliza una forma de arte conceptual, significa que toda la planificación y las decisiones se toman de antemano y que la ejecución es un asunto puramente mecánico. La idea se convierte en una máquina que crea el arte.” (1)

Sol LeWitt, Dibujo mural nº 831 (Formas geométricas), 1997. Acrílico sobre pared. Dimensiones de ubicación específica. Guggenheim Bilbao Museoa.

Introducción

Sol LeWitt nació en 1928 en Hartford, Connecticut. Tras obtener su licenciatura en Bellas Artes por la Universidad de Siracusa y servir en la Guerra de Corea como artista gráfico, se trasladó a Nueva York en 1953, justamente cuando el Expresionismo Abstracto se ganaba el reconocimiento público. Allí encontró varios trabajos con los que pudo mantenerse, incluido un puesto como diseñador gráfico para el joven arquitecto I.M. Pei. Esta relación resultó muy instructiva, pues, como más tarde escribiría el propio LeWitt: “Un arquitecto no sale con una pala a excavar los cimientos y colocar cada ladrillo. Un arquitecto todavía es un artista”.(2)

Para LeWitt y sus colegas, el Expresionismo Abstracto se había convertido en un estilo encorsetado que ofrecía escasas posibilidades creativas nuevas. LeWitt comenzó a crear obras que utilizaban formas geométricas sencillas e impersonales, explorando la repetición y las variaciones de una línea o forma básica como vía para conseguir obras complejas. Pero lo que tal vez sea más importante es que desarrolló un método de trabajo para crear obras de arte basadas en instrucciones sencillas, obras que podrían llevar a cabo otras personas, no el propio artista. La fecundidad de este enfoque queda demostrada por la riqueza estética y la variedad de sus dibujos murales, de los que el artista no realizó ninguno. LeWitt rechaza la noción del arte como un objeto único y precioso. Creadas a partir de una idea inicial descrita en un esbozo esquemático, que se acompaña de una serie de instrucciones, sus obras son plasmadas en la pared de las galerías o museos por un equipo de asistentes que siguen estrictamente las directrices del artista. Algunas instrucciones son sencillas y claras, otras son profusas y complejas. Al colocar sus dibujos directamente en la pared de la galería o museo, LeWitt fusiona su dibujo con la arquitectura, al tiempo que cuestiona las ideas sobre su permanencia, valor y conservación.

Si bien los primeros dibujos murales se realizaron con lápiz, lápices de colores, tiza o ceras, a lo largo de las siguientes décadas las directrices de LeWitt establecerían el uso de tintas y aguadas de tinta de color (desde principios de la década de 1980), y de pintura acrílica (a partir de 1997), con resultados cada vez más audaces y coloridos. Asimismo, las combinaciones relativamente austeras de líneas rectas y curvas de sus primeros trabajos dieron paso a formas y motivos cada vez más irregulares y caprichosos. “Ante la magnitud de las paredes, uno debe comenzar a aprovechar sus características físicas. Lo teatral y lo decorativo resultan inevitables y deberían utilizarse para realzar la obra”, explicaba el artista. (3) Estas dos características —lo teatral y lo decorativo— resultan evidentes en Dibujo mural nº 831 (Formas geométricas), una obra que LeWitt concibió ex profeso para una gran galería (Galería 208) de la segunda planta del Museo Guggenheim de Bilbao en 1997, el año de la inauguración del Museo. Esta obra, que se encuentra entre los primeros dibujos murales del artista en los que se emplea pintura acrílica, presenta tonalidades sumamente saturadas y vívidas de rojo, azul, naranja, verde, morado y gris. Las formas geométricas irregulares y cortadas se retuercen con la pared curva e inclinada de la galería, diseñada por Frank Gehry, de forma que la pintura se fusiona con el marco arquitectónico, al tiempo que lo transforma.

(1) Sol LeWitt, citado en Andrea Miller-Keller, “Excerpts from a Correspondence, 1981–1983”, en Susanna Singer et al., Sol LeWitt: Wall Drawings, 1968–1984. Stedelijk Museum, Ámsterdam, 1984, pág. 19.

(2) y (3) J. Fiona Ragheb, “Sol LeWitt”, en Nancy Spector (ed.), Guggenheim Museum Collection: A to Z, 3ª ed. revisada. Guggenheim Museum, Nueva York, 2009.

Preguntas

Los métodos de Sol LeWitt cuestionan lo que tradicionalmente hemos pensado acerca del modo en que se crean las obras de arte. Junto con sus alumnos, observe Dibujo mural nº 831 y trate de responder a las preguntas que aparecen a la derecha.

LeWitt compara su método para crear arte con el de un arquitecto. Según él mismo afirmó: “Un arquitecto no sale con una pala a excavar los cimientos y colocar cada ladrillo. Un arquitecto todavía es un artista”. ¿Están los alumnos de acuerdo o en desacuerdo con el razonamiento de LeWitt? Pídales que expliquen su respuesta.

Esta obra no la realizó Sol LeWitt, sino un equipo de asistentes de acuerdo con una serie de instrucciones escritas por el artista. La premisa de LeWitt es que el arte está en la idea. ¿Creen que es importante que el artista sea quien realmente dibuja o pinta la obra o resulta igualmente válido que él conciba la obra y otros la ejecuten? ¿En qué medida cambia este método para crear arte lo que queremos decir cuando afirmamos que una obra es “un original”?
Esta obra se dibuja directamente en la pared y, en muchos casos, será destruida al final de la exposición. ¿Qué piensan los alumnos de un arte que se crea para que exista únicamente durante un breve lapso de tiempo y luego es destruido? ¿En qué medida hacer un dibujo que más tarde se borrará cuestiona las ideas tradicionales acerca de la importancia y el valor de lo que conocemos como la obra de arte “original”?

El hecho de que esta obra pueda “re-crearse” numerosas veces en distintos lugares plantea una pregunta fundamental: ¿Debe una obra de arte ser única?