BLACK BROOK

A lo largo de más de veinte años, durante sus veranos en Maine, Katz ha pintado un arroyuelo próximo a su estudio y a su casa de Lincolnville denominado “Arroyo negro”. Las obras de esta serie tienen diferentes escalas, desde pequeños, íntimos estudios hasta pinturas monumentales y envolventes. Muchas de ellas muestran el reflejo recortado e invertido del paisaje circundante en la superficie del arroyo. A través de este motivo espacialmente ambiguo, Katz remite de manera eficaz al fenómeno de la percepción: al pasar por la córnea, las imágenes se invierten, pero el cerebro las interpreta correctamente.

La extrema horizontalidad de la obra Arroyo negro 16, que forma parte de esta exposición, es quebrada por una serie de pinceladas fragmentadas y verticales aplicadas por todo el lienzo, que, junto con la espuma del agua, interrumpen el reflejo invertido del paisaje sobre la superficie. Las pinceladas gruesas pero ligeras con las que se representan los troncos de los árboles que crecen a orillas del arroyo tienen el aspecto de apariciones, son como recuerdos que salpican la oscuridad impenetrable de la obra. Los humildes inicios de esta pintura monumental pueden apreciarse en pequeños estudios que Katz realizó al aire libre, como Estudio para Arroyo negro 16 (Study for Black Brook 16, 2001), también presente en esta muestra.